He dejado la ciudad,
he venido al pueblo no en busca de paz en cambio,
he venido para recobrar el sentido a esa falsa libertad,
vengo de donde las luces agobian y la incoherencia de las personas irrita mi pensar
No vine en busca de una flor porque ya traje una bien citadina en mis recuerdos,
que me golpea con sus hechos,
Que golpes adictivos si vienen de ella,
con sus manos suaves como seda
Ahora debe estar con su amado,
el estúpido, idiota, odiado por un imbécil,
imbécil, engreído pueblerino con alma cansina,
destinado otro borracho de fin de semana en la vida.