Singapur
A mi mano tu cuerpo se estremece
y te recorro en resistencia omisa;
solo un tic de placer tu entrega avisa:
mi dedo en tu hontanar juega y se mece.
En tus caminos mi ilusión se crece
y en veredas de flores se realiza,
en la humedad abierta se desliza
y en vaivén Singapur desaparece.
Cómo llegué hasta aquí, cómo alma mía,
qué pasos se siguió mi ruta incierta,
en qué fuego entibió su piel tan fría,
qué elixir revivió mi vida muerta,
qué va a pasar, qué va a pasar el día
que aparezcas por fin ante mi puerta...
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