De Fuera del Juego, 1968
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Protégete de los vacilantes, porque un día sabrán lo que no qui… Protégete de los balbucientes, de Juan-el-gago, Pedro-el-mudo, porque descubrirán un día su voz f…
El hombre que devora los periódico… no está en un circo como los trape… candela. Si hace un poco de sol se le puede… parques nevados o entrando en el M…
Sea la muerte de capa negra y su aureola de un amarillo intens… y tenga las costumbres que a ella… pero el amor que sea como se practica en los trópicos:
No es la guitarra lo que alegra 0 ahuyenta el miedo en la medianoc… No es su bordón redondo y manso como el ojo de un buey No es la mano que roza o se aferra…
Cuando yo era un poeta que me pase… por las calles del Kremlin, culto en los más oscuros crímenes… Ala y Katiushka preferían acariciarme la cabeza,
Nosotros que hemos mirado siempre… los objetos abigarrados del fin de… trabadas en oscuras levitas. Nosot… un grabado y una oración francesa. Nosotros que creíamos que al final…
Esta mujer no pinta sus cuadros para que nosotros digamos: “¡Qué c… salen de la cabeza de esta pintora… Ella es una mujer de ojos enormes. Con estos ojos cualquier mujer pod…
Lo primero: optimista. Lo segundo: atildado, comedido, ob… (Haber pasado todas las pruebas de… Y finalmente andar como lo hace cada miembro:
Los poetas griegos y romanos apenas escribieron sobre doncellas… Esto es cierto, MacLeish. Y ahí están sus poemas que sobrevi… con guerras, con política, con amo…
Di la verdad. Di, al menos, tu verdad. Y después deja que cualquier cosa ocurra: que te rompan la página querida,
Se pueden ver a lo largo de toda… Verdes o rojos o amarillos, descas… y el sol, verdaderos paisajes de e… de guerra. El viento arranca los letreros de…
Que siempre exista tu cabeza a poca altura de la mía Una ciudad soltando pájaros bodas en fin
Entre la realidad y el imposible se bambolea el único poema. Retenl… con las manos, o con las uñas, o c… (si es que puedes) o la respiració… Dótalo, con paciencia, de tu amor
Berta Estás contra mi pecho, y sé que todo el aire desordenado de mi vida rinde ante ti los brazos, mujer mí…
El guardián de la torre de Spáskaya no sabe que su torre es de viento. No sabe