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Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas
Me han herido recatándose en las s… sellando con un beso su traición. Los brazos me echó al cuello, y po… partiome a sangre fría el corazón. Y ella prosigue alegre su camino,
Dejé la luz a un lado, y en el bor… de la revuelta cama me senté, mudo, sombrío, la pupila inmóvil clavada en la pared. ¿Qué tiempo estuve así? No sé; al…
Entre el discorde estruendo de la… acarició mi oído, como nota de música lejana, el eco de un suspiro. El eco de un suspiro que conozco,
En la clave del arco mal seguro, cuyas piedras el tiempo enrojeció, obra del cincel rudo, campeaba el gótico blasón. Penacho de su yelmo de granito,
Pasaba arrolladora en su hermosura y el paso le dejé; ni aun a mirarla me volví, y, no o… algo a mi oído murmuró: «ésa es». ¿Quién unió la tarde a la mañana?
Sobre la falda tenía el libro abierto; en mi mejilla tocaban sus rizos negros; no veíamos las letras
Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma u… y estas páginas son de ese himno cadencias que el aire dilata en la… Yo quisiera escribirle, del hombre
Las ropas desceñidas, desnudas las espaldas, en el dintel de oro de la puerta dos ángeles velaban. Me aproximé a los hierros
Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y al besarse forman una sola llama; dos notas que del laúd
Antes que tú me moriré; escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu m… la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré; y mi espír…
Hoy la tierra y los cielos me sonr… hoy llega al fondo de mi alma el s… hoy la he visto..., la he visto y… ¡Hoy creo en Dios!
Te vi un punto, y, flotando ante m… la imagen de tus ojos se quedó como la mancha oscura, orlada en f… que flota y ciega si se mira al so… Adondequiera que la vista fijo
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mud… es altanera y vana y caprichosa; antes que el sentimiento de su alm… brotará el agua de la estéril roca… Sé que en su corazón, nido de sier…
Es cuestión de palabras, y, no obs… ni tú ni yo jamás, después de lo pasado, convendremos en quién la culpa está. ¡Lástima que el amor un diccionari…