El cosmonauta, sin saberlo, arruina el negocio del mito de Dios sentado atento y fijo en un butacón inmenso. ¿Qué se han hecho los Tronos y Po…

Me matan si no trabajo, y si trabajo me matan; siempre me matan, me matan, siempre me matan. Ayer vi a un hombre mirando,

Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos. Lanza con punta de hueso, tambor de cuero y madera: mi abuelo negro.

Hacia China quisiera partir, para hablar con el viejo dragón... —¿Con el viejo dragón? Es inútil partir: El dragón ha partido en avión.

Fueron a cazar guitarras, bajo la luna llena. Y trajeron ésta, pálida, fina, esbelta, ojos de inagotable mulata,

Soldado, aprende a tirar: Tú no me vayas a herir, que hay mucho que caminar. ¡Desde abajo has de tirar, si no me quieres herir!

La sangre es un mar inmenso que baña todas las playas... Sobre sangre van los hombres, navegando en sus barcazas: reman, que reman, que reman,

Vi el corderito blanco, niño entre los corderos, con un gran tajo rojo desangrarse en silencio. Cerca, en la tarde fría,

Elvio Romero, mi hermano, yo partiría en un vuelo de avión o de ave marina, mar a mar y cielo a cielo, hacia el Paraguay lejano,

¡Ay, de la Muerte no sé de qué color va vestida y no sé si lo sabré! ¿Mano en el hueso y guadaña, curva guadaña huida,

Con mi tres o con su cuatro, cante, Juan Bimba, yo lo acompaño. —Canto en Cuba y Venezuela, y una canción se me sale:

En los dientes, la mañana, y la noche en el pellejo. ¿Quién será, quién no será? —El negro. Con ser hembra y no ser bella,

¡Ay, pobre doña María, ella que no sabe nada! Su hijo, el de la piel manchada, a sueldo en la policía. Ayer, taimado y sutil,

¿Puedes venderme el aire que pasa… Y te golpea la cara y te despeina? ¿Tal vez podrías venderme cinco pe… O más, quizás venderme una torment… ¿Acaso el aire fino

Caminando, caminando, ¡Caminando! Voy sin rumbo caminando, Caminando; Voy sin plata caminando,