¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta

Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,

La hoguera pone al campo de la tar… unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus… caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo.

Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre.

La piedra es una frente donde los… sin tener agua curva ni cipreses h… La piedra es una espalda para llev… con árboles de lágrimas y cintas y… Yo he visto lluvias grises hacia l…

¡Viva Sevilla! Llevan las sevillanas en la mantilla un letrero que dice: ¡Viva Sevilla!

Los arqueros oscuros a Sevilla se acercan. Guadalquivir abierto. Anchos sombreros grises, largas capas lentas.

Por las ramas del laurel vi dos palomas oscuras. La una era el sol, la otra la luna. «Vecinita», les dije,

Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas, pero mi senda se pierde en el alma de la niebla. La luz me troncha las alas

Te gustó la ciudad que gota a gota labró el agua en el centro de los… ¿Viste sueños y rostros y caminos y muros de dolor que el aire azota… ¿Viste la grieta azul de luna rota

El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.

Sobre el cielo negro, culebrinas amarillas. Vine a este mundo con ojos y me voy sin ellos. ¡Señor del mayor dolor!