POESÍA JAPONESA
Siento que mi corazón es naturaleza pura, noto que me vuelvo nube, mar, río de lava, barro, árbol, desierto,
Mentías, cada vez que hablabas, jamás has sido capaz de amar, solo, abandonado por todos, te encontrarás. Eres un soberbio, altanero,
Supe que eres tú desde el primer momento en que te vi. Tú, mi amor eterno, lo sé, lo sentí, al
A cuerpo abierto resplandecía, la espuma del mar la lamía. En el ocaso esplendoroso sus ojos se ensombrecían
El lirio blanco aromando el camino. Cerca mí casa. En la ventana las orquídeas blancas.
Entre pasillos navega mi mente en un caos que emerge del volcán en plena erupción. Abro puertas infinitas, en el laberinto de Creta
Somos en España 46.700.000 Mucha gente. Entre esa mucha gente, mucha gente… Nunca sus nombres serán explicitad… Nunca se valorará su aportación a…
Esa ventana ciérrala enseguida no deseo ver mis ojos gimiendo asomados al espejo, ya, ardiendo del dolor provocado por la vida. A oscuras mi corazón va latiendo
Cada luna llena vuelven los recuerdos que me llevaron a la más profunda decepción Luna traicionera
Entre mis piernas cae la lluvia calándome siento mi sangre palpitar, gotas de agua resbalan por mi boca.
Conmigo, no te equivoques, no creas que me tienes en la palma de la mano. Que tu mano no me sirve ni para acariciar mi boca
Hoy, no sé porqué la tristeza está mordiendo mi carne blanca, la muerde, la mastica y la escupe como
Muérdeme el cuello dos colmillos albos se clavan en mí. Siento por mis venas caballos correr,
Luna de sangre envuelve mi alma en ti sé mi amante nocturna. Soy tu astro oscuro besa con tu fulgor
Sentada en la cama en mi cuerpo la brisa otoñal hace que se erice; y que empiece a rememorar. Recuerdos de tabernas