Dori Gómez
Qué sabrás tú niño de la emoción de alzar el puño de la sensación de unidad del corazón latiendo a toda veloci… ¿qué sabrás tú niño de la lucha?
Entras y sales de mi corazón roto como tú quieres. Dejas jirones míos en aquel suelo
Te fuiste sin mirar atrás te dio igual romperme el corazón siempre creí que éramos felices pero fingías. Ahora miro mis cicatrices
Aún, cuando escucho tu voz me haces estremecer, aún siento deseo por ti, pero sé que tú y yo no podemos caminar juntos por la vida, ayer me sentía pegada a ti con el miedo constante a p...
Camino sola, ahora sé que solo mi sombra es mi amiga, soledad acompañada de noches vacías. Camino sola, las ventanas brillan,
Me late fuerte el pulso al contemplarte desnudo mi corazón está disparado solo con tocar tu boca ardo de amor y deseo.
Es la luciérnaga la que ilumina el bosque. Se va el estío. Por el sendero encontré hojas naranjas.
Amor mío, mi amor, te quiero, más allá de la vida, más allá de la muerte. Tus besos como credos en mi pecho laten llenos
¿A qué me huele el amor cuando estoy enamorada? A veces me huele a vino y a rosas otras a perfume de sándalo, esencia de vida.
Tenemos un contrato con una sola cláusula: “siempre juntos”. Me pregunto sí lo cumpliremos en estos
Trina el jilguero versos encadenados. ¡Maldita jaula, que lo tiene cautivo! Deja que cante
Te regalo mis manos, te doy mis ojos, te dono mi tiempo. Caen las hojas, otoño en nuestra piel,
Me asomo a la ventana la calle está solitaria ni gatos asoman me dan ganas de gritar. Hace tanto que no hablo con nadie
Debes aprender en la noche eterna, a recordar las palabras del amor que dijiste que me tenías. No dejes que la oscuridad te lleve y sea tu dueña,
Solo se dedicaba a decir lo bellas que eran sus letras. Halagos a sí mismo se dirigía. Envidia insana de las personas, que realmente escribían.