Te extraño, todo el tiempo, todo segundo surge una manera diferente de extrañarte, el minuto es absoluto de la estancia impaciente de esperarte, las horas pasan, y visualmente tú no pasas en una de ellas, el segundo es estrepitoso  que rompe los tímpanos, cuando el almohada está  justamente abrazada al oído, no somos tontos, el pensamiento es vacilante por qué el ejemplo de pensarte es una incertidumbre tan incierta, las bocas ya se callaron, y está la música, su resonancia es como este cantar del Vaivén espiritual en la iglesia, el abrazo absoluto dónde las cosas pasan por pura osmosis, el punto más importante es extrañarte, me fui un poco, compré cerveza y unos cacahuates que por el azar para mí estaban rancios, masticar fue un gesto distinto al tuyo, pero bueno; lo mismo, te extraño, lo verde arde en la sala, siempre se desplaza hacia las luces que protagonizan la época, para mí la época es la esposa de mi padre, volví a ver el sol y una vez murió.