Decepcionante, hermano,
Deja de mirar cuerpos, observa como ciego,
Verás como Hiperión, a tu hermano descender
En el amanecer, danzaras deslumbrandote
Con la belleza del atardecer,
Admiraras el arma, las armas,
Que cada uno empuña con su voz;
¿No ves tu corazón, hermano?