Recogido por Esteban Peicovich en su libro "Borges, el palabrista"
#Argentinos #PremioCervantes #SigloXX
Heráclito camina por la tarde De Éfeso. La tarde lo ha dejado, Sin que su voluntad lo decidiera, En la margen de un río silencioso Cuyo destino y cuyo nombre ignora.
La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración. Son, por lo tanto, imperdonables las omisiones y adiciones perpetradas por madame Henri Bachelier en un cat...
Sueño que el mar, el mar aquél, me… Y del sueño me salvan las campanas De Dios, que santifican las mañan… De estos íntimos campos de Inglat… Cinco años padecí mirando eternas
En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, ...
Sin lástima y sin ira el tiempo me… las heroicas espadas. Pobre y tris… a tu patria nostálgica volviste, oh capitán, para morir en ella y con ella. En el mágico desierto
Anterior al tiempo o fuera del tiempo (ambas locuciones son vanas) o en un lugar que no es del espacio, hay un animal invisible, y acaso diáfano, que los hombres buscamos y que nos busc...
A los quinientos años de la Hégir… Persia miró desde sus alminares la invasión de las lanzas del desi… y Attar de Nishapur miró una rosa y le dijo con tácita palabra
En los campos de Antelo, hacia el… Mi padre lo trató. Quizá cambiaro… Unas parcas palabras olvidadas. No recordaba de él sino una cosa: El dorso de la oscura mano izquier…
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la no… De esta ciudad de libros hizo dueñ…
Alta la voz y animosa como si cantara flor, hoy, caballeros, le canto a la gente de color. Marfil negro los llamaban
El claro azar o las secretas leyes que rigen este sueño, mi destino, quieren, oh necesaria y dulce patr… que no sin gloria y sin oprobio ab… ciento cincuenta laboriosos años
El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su pad...
Nadie a tu lado. Anoche maté a un hombre en la bata… Era animoso y alto, de la clara es… La espada entró en el pecho, un po… Rodó por tierra y fue una cosa,
Mis libros (que no saben que yo ex… son tan parte de mí como este rost… de sienes grises y de grises ojos que vanamente busco en los cristal… y que recorro con la mano cóncava.
A mí, tan luego, hablarme del finado Francisco Real. Yo lo conocí, y eso que éstos no eran sus barrios porque él sabía tallar más bien por el Norte, por esos laos de la laguna de Guadal...